Desde el momento en que comienza a andar, un guerrero de la luz conoce el Camino.
Cada piedra, cada curva, le da la bienvenida. Él se identifica con las montañas y los arroyos, ve un poco de su alma en las plantas, en los animales y en la aves del campo.
Entonces, aceptando al ayuda de Dios y de las Señales de Dios, deja que su Leyenda Personal le guíe en dirección a las tareas que la vida le reserva.
Algunas noches no tiene dónde dormir, otras sufre de insomnio. "Esto forma parte del juego —piensa el guerrero—. Fui yo quien decidió seguir por aquí".
En esta frase está todo su poder: él escogió la senda por donde camina ahora y no tiene motivo para protestar.
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